Por Redacción SW Diario – 28 de junio de 2025
Un nuevo episodio de desprolijidad institucional sacude a la Municipalidad de Sarmiento. El intendente Alfredo Castro firmó decretos de designación de personal sin haber cumplimentado previamente los actos administrativos necesarios para dar de baja al funcionario saliente. El caso más preocupante involucra nada menos que al cargo de Tesorero Municipal, clave para el manejo de las finanzas del departamento.
El 25 de junio de 2025, el intendente presentó una nota al presidente del Concejo Deliberante solicitando la designación de una nueva tesorera a partir del 1 de julio, tras la supuesta renuncia del actual titular del cargo. En paralelo, se firmaron los Decretos Municipales N.º 677 y N.º 678, donde se oficializa por un lado la nueva designación y por otro se acepta la renuncia del tesorero saliente.
Sin embargo, lo que podría haber sido un procedimiento ordinario revela un problema de fondo grave: no existe ningún decreto previo que dé de baja efectiva al agente designado como tesorero político, Sergio Monfort, ni tampoco consta su cesantía ni su pase a planta permanente. Por el contrario, la administración de Castro firmó los decretos en un orden erróneo, dejando sin resolver la situación administrativa del funcionario saliente antes de nombrar a su reemplazo.
Esto no solo representa una irregularidad legal, sino que genera un vacío administrativo que pone en riesgo la legitimidad de los actos posteriores. El resultado es que tanto el funcionario saliente como la nueva tesorera quedan en una suerte de limbo institucional, con efectos administrativos confusos que impactan directamente en la Hacienda Pública.
Un patrón de improvisación y negligencia
Este episodio no es un hecho aislado. Fuentes internas del Concejo Deliberante aseguraron que este tipo de errores son cada vez más frecuentes en la actual gestión, y que se deben a la falta de profesionales con conocimiento en administración pública. “El intendente Castro ha nombrado funcionarios sin la formación adecuada para ocupar cargos sensibles. Esto genera un caos administrativo permanente”, afirmó un edil justicialista en off the record.
El manejo de personal, la asignación de cargos y el dictado de decretos sin respaldo legal se han convertido en una constante. La improvisación y el desconocimiento de los procedimientos formales no solo afectan el orden institucional, sino que exponen al Municipio a futuros conflictos legales, juicios laborales y observaciones por parte del Tribunal de Cuentas.
Consecuencias para las arcas públicas
El cargo de Tesorero no es menor. De él depende la ejecución de pagos, el control presupuestario y la transparencia en el uso de fondos públicos. Al mantener solapadas dos situaciones administrativas —una renuncia sin baja efectiva y una designación sin vacante formal—, se pone en riesgo la operatividad del área más sensible del Estado municipal.
Además, al haber omitido un decreto claro de revocatoria de funciones antes de la designación de la nueva titular, se abre la puerta a que ambos funcionarios reclamen derechos simultáneamente. Es decir, se corre el riesgo de que el municipio deba pagar dos sueldos por el mismo cargo o enfrente reclamos por designaciones inválidas.
Una administración sin rumbo claro
En un contexto donde la ciudadanía exige transparencia, eficiencia y responsabilidad en el manejo del Estado, este tipo de errores no hacen más que deslegitimar la gestión de Alfredo Castro. Lejos de ser un tecnicismo administrativo, lo ocurrido en Sarmiento refleja una falta de planificación, un desprecio por las formas legales y una improvisación alarmante en el manejo de fondos públicos.
El desorden administrativo no es solo un problema burocrático. Es una amenaza directa al buen gobierno.