La institución se encuentra sumida en una crisis que ha llevado a padres y alumnos a tomar medidas drásticas. Desde hace años, esta institución ha experimentado un deterioro sistemático, tanto en lo edilicio como en el plano institucional, lo que ha generado un clima de inseguridad y descontento generalizado.
El estado deplorable de las instalaciones ha sido motivo de preocupación constante para la comunidad educativa. Las aulas, pensadas originalmente para albergar a 200 alumnos, hoy se ven abarrotadas con más de 600 estudiantes. Esta sobrepoblación ha generado un ambiente propicio para la inseguridad, donde los actos delictivos se han convertido en una triste realidad cotidiana.
Los alumnos, temerosos, evitan transitar por los alrededores de la escuela debido a la constante amenaza de robos y agresiones.
Sin embargo, los problemas no se limitan solo a la seguridad. Denuncias de abuso han empañado la reputación de la institución en los últimos años, generando un clima de desconfianza y malestar entre los padres y alumnos. Estos últimos, quienes deberían sentirse protegidos y respaldados en su proceso educativo, se ven expuestos a situaciones que atentan contra su integridad física y emocional.
Los padres, conscientes de la gravedad de la situación, han realizado innumerables reclamos y pedidos de mejoras, pero hasta el momento, sus demandas no han sido atendidas de manera efectiva. El punto de inflexión llegó la semana pasada, cuando un alumno estuvo a punto de electrocutarse debido a problemas eléctricos en el edificio. Esta situación, que podría haber tenido consecuencias fatales, colmó la paciencia de los padres, quienes finalmente decidieron tomar el establecimiento.
La toma de la escuela es una medida desesperada y radical, pero refleja la urgencia de la situación. Los padres exigen la construcción de un nuevo edificio acorde a las necesidades actuales, así como también la contratación de más docentes y preceptores para poder brindar una educación de calidad. Además, la seguridad de los alumnos debe ser una prioridad, implementando medidas efectivas para garantizar su integridad y tranquilidad en el entorno escolar.
La Escuela Agrotécnica Sarmiento no es un caso aislado. Esta situación refleja un problema más amplio en el sistema educativo, donde la falta de inversión y atención adecuada están llevando a la decadencia de nuestras instituciones educativas. Urge una respuesta por parte de las autoridades competentes para abordar esta crisis y asegurar un futuro mejor para nuestros jóvenes, quienes merecen recibir una educación digna y segura.
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