Quieren construir casas de tierra

Impulsan la construcción con tierra



La construcción con tierra tiene la posibilidad de adquirir relevancia en el país por el déficit de vivienda que alcanza a 3,5 millones de hogares. Al menos eso es lo que asegura un grupo de expertos y asociaciones dedicadas al tema, entre los que se encuentra el arquitecto e investigador del Conicet Rodolfo Rotondaro, quien encabeza una cruzada para que este tipo de edificación se apruebe en todo el país. Rotondaro también es parte de la Red Protierra, una organización que impulsa la construcción en tierra en América Latina.

Mientras tanto, las ordenanzas municipales ya son más de 20, en su mayoría en proceso de reglamentación, y la más reciente fue la de Marcos Paz, Provincia de Buenos Aires. "En varias provincias surgieron procesos de demanda organizada desde grupos sociales con carencia de vivienda única y sectores de población en situación de pobreza", explica Rotondaro en un documento donde resume la normativa vigente.

Por ahora hay algunos avances en determinadas provincias, especialmente las del Noroeste, explica el investigador. "Desde 1996 se construyeron con tierra más de 20 barrios de vivienda seriada que recibieron financiación del Estado, por lo que oficialmente no es un tipo de edificación ajeno a lo estatal, pero todavía está un poco al costado en el mercado de la construcción porque no se considera un método con la última tecnología", resalta.

Las que existen hasta el momento se edificaron cuando aún no existían normas IRAM específicas ni códigos que lo reglamentaran. Las tres formas más populares de este tipo de construcciones con tierra son la albañilería de adobe, la quincha -un entramado de caña o bambú recubierto con barro- y la taipa -la compresión de capas de tierra húmeda dentro de grandes moldes, generalmente de madera-.

Generalmente son estructuras que regulan bien la temperatura. Pablo Gargiulo, líder de la constructora Ingenia, ejemplifica con el adobe: "Es un material que absorbe la humedad y la 'expele', y que además es fresco en verano y cálido en invierno, por lo que son buenas construcciones para zonas de amplitud térmica", resalta. Señala que los propietarios de esta vivienda tienen poco gasto energético comparado con quienes habitan propiedades de ladrillo, un material que transmite mucho la temperatura desde el exterior hacia el interior. Gargiulo afirma que algunos dudan respecto de la duración de las viviendas de tierra, pero que no hay por qué hacerlo: "Bien construidas, estas edificaciones pueden durar hasta 200 años", sostiene. Sin embargo, afirma que no es un tipo de casa recomendable para zonas de mucha lluvia, porque el clima demasiado húmedo desgasta las paredes. En caso de necesidad, dice, se puede hacer un revoque con cemento para añadir resistencia. Los techos, por su parte, pueden ser "verdes", es decir, poseer vegetación. El líder de Ingenia afirma que esa es la elección de varias personas que desean vivir en una casa de tierra, y que, para prevenir inundaciones, es necesario contar con un nylon grueso para que la lluvia no pase al hogar.

En ese sentido, Thurma Martínez, arquitecta e integrante de la asociación Tierra Raíz, que impulsa la construcción con tierra desde las provincias de La Pampa y Buenos Aires, sostiene que hay dos públicos para las casas de tierra: quienes lo hacen por necesidad y quienes desean un estilo de vida más "sustentable".

A pesar de los más de 20 municipios que ya tienen sus ordenanzas, Rotondaro señala que hay dificultades para aprobarlo a nivel nacional principalmente por dos tabúes "ideológicamente vinculados a la pobreza". El primero es que se asocia a este tipo de construcciones con espacios para que se desarrolle la vinchuca, el insecto que transmite la enfermedad de Chagas. "Esto no tiene ningún asidero científico ni técnico, porque la vinchuca se encuentra en espacios oscuros y con calor, y por lo tanto en cualquier grieta. No necesariamente está en las viviendas de tierra, que pueden estar muy bien hechas, con un revoque que mejore las paredes", dice.

El segundo está relacionado con la supuesta debilidad de las construcciones de tierra ante movimientos sísmicos. "Sin embargo, hay investigaciones que dieron como resultado materiales y criterios de diseño sismorresistentes", añade y reitera el reclamo: "Necesitamos tener normas IRAM a escala nacional, porque en este momento no hay ni una declaración de interés que permita que construyamos de esta manera en todo el país".
Fuente:Tiempo de San Juan
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