Con Gioja a la cabeza aprobaron el primer presupuesto de Macri y se cayó la mentira del plan Belgrano.


El gobierno de Mauricio Macri consiguió aprobar en Diputados su primer ley de Presupuesto para el ejercicio 2017. El interbloque Cambiemos obtuvo 177 votos positivos, 78 negativos y se abstuvieron los tres integrantes de Libres del Sur y uno de los integrantes del triunvirato de la CGT, Héctor Daer, miembro del Frente Renovador.
El presidente de los diputados radicales, Mario Negri, aseguró sentirse orgulloso del texto aprobado porque “es realista y no gasta más allá de lo que financia”. Por el contrario, su par del Frente para la Victoria (FPV), Héctor Recalde, caracterizó al proyecto como la expresión del “ajuste y el endeudamiento”.
Durante once horas los diputados debatieron sin mayores traumas. Eso se lo garantizó el grado de acuerdo que había logrado el oficialismo con los bloques del Frente Renovador (FR) y el Bloque Justicialista (BJ). Igual, al momento de votar en general, a las 3.30, una docena de diputados del FPV respaldaron la iniciativa fruto de las presiones de los gobernadores de sus distritos que habían logrado sumar obras de infraestructura para sus provincias.
No fue sorpresa que Luis Basterra, Inés Lotto y Juan Carlos Díaz Roig (Formosa), los sanjuaninos, José Luis Gioja, Sandra Castro y Héctor Tomas; Daniel Di Stéfano de Misiones; los entrerrianos Carolina Gaillard y Lautaro Gervasoni; las tucumanas Miriam Gallardo y Mirta Soraire y la chaqueña Sandra Mendoza votaran por el Presupuesto pero eso no evitó el malhumor de algunos de los miembros del FPV.
El Presupuesto macrista contó también con el favor de cuatro de los seis diputados del Movimiento Evita (Araceli Ferreyra, Remo Carlotto, Andrés Guzmán y Silvia Horne), la única integrante del GEN, Margarita Stolbizer y los miembros del Frente Cívico de Santiago del Estero que hasta la asunción de Macri votaban sin dudar junto al FPV.
Los argumentos de los que estuvieron a favor fueron muy similares. El oficialismo y sus aliados de siempre hicieron girar sus dichos alrededor de la transparencia, el perfil federal del proyecto y el cacareado sinceramiento. Los opositores, en tanto, abundaron en el endeudamiento, el ajuste y lo caracterizaron, como graficó Recalde, “una crónica de privatizaciones anunciadas”. Lo cierto es que el presupuesto no sólo prevé un déficit fiscal del 4,2 por ciento sino que además un mega endeudamiento externo que supera los 40 mil millones de dólares, una cifra similar a la que el gobierno ya endeudó al país durante este año.
Por supuesto que hubo algunos discursos oficialistas que le imprimieron pizcas de resignación pero también de logro épico. El radical Negri se nutrió de esa mezcla al sostener que el presupuesto. “No es el que nos hubiera gustado pero representa un punto de inflexión que nos hace sentir un poco orgulloso. Queríamos que hubiera sido más expansivo, menos fiscalista y más distribucionista pero es el que construimos todos en base al país que heredamos”, reconoció. Una frase que arrancó el aplauso obvio de sus correligionarios.
También hubo discursos que señalaban un destino pero al momento de votar optaban por otro camino. Tal fue el caso de Diego Bossio, quien advirtió que “el propio gobierno trabaja para que no haya inversión, porque hoy es más negocio invertir en la renta financiera o en la especulación que en la economía real. Seguimos la lógica de la patria financiera”. Sin embargo, el diputado votó a favor del proyecto sin pestañear.
El concepto de distribución que repitió sin cesar por el oficialismo fue objeto de críticas del kirchnerismo. Por caso, el representante de Chubut, Santiago Igon, detalló las obras destinadas a mejorar varios muelles de su provincia pero que el oficialismo sólo les asignó 10 mil pesos a cada uno. “No es distribución es una burla”, aseguró el legislador del FPV sin conseguir que el oficialismo se conmueva y cambie el texto normativo.
Los rostros agotados y hasta somnolientos de algunos diputados se despejaron cuando llegó el momento de votar el articulado en particular. Allí estaba lo más importante. Por caso, el macrismo se negó a incluir 850 millones de pesos extras para las universidades, una iniciativa reclamada por el propio bloque de la UCR que terminó por molestar a sus miembros, sin embargo la sangre no llegó al río. Tampoco sucedió cuando el radical Mario Barletta señaló como una decisión negativa la partida de mil millones de pesos a favor de 22 universidades dejando de lado a otras. Una queja que también planteó el FPV y que el macrista Laspina respondió con una frase que desnudó el espíritu revanchista cuando dijo: “Ustedes cuando fueron oficialistas, discriminaron a otras universidades y ahora se quejan”. A confesión de partes, relevo de pruebas.
En el texto del Presupuesto, el Plan Belgrano continúa siendo una materia virtual o, en el mejor de sus casos, un tanto inasible. Si bien se había dicho que iba a recibir un fondo de 85 mil millones de pesos, en el proyecto sólo se le asignaron 41 mil millones. “Queremos que no sea una promesa y que lo cumplan porque el norte del país es la zona con mayor desigualdad y para los peronistas un presupuesto tiene sentido sólo si logra que la pobreza disminuya”, se quejó sin éxito el salteño Pablo Kosiner, integrante del BJ.
Ya amanecía en la capital argentina cuando se terminó de votar el articulado. Según reconoció el senador oficialista del gobierno de turno, Miguel Pichetto, la Cámara alta buscará darle sanción el próximo 30 de noviembre.
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