El fantasma de la cantera de la muerte



En una de las primeras canteras del departamento, allá por la década del 10, entre Cieneguita y Divisadero, cerca de lo que fue Carbometal, perduraba un mito transmitido de generación en generación. 

 En 1915, tras la Primera Guerra Mundial, un gran número de refugiados, principalmente alemanes, se asentaron en esta zona. Un terreno agreste, con veranos abrasadores y crudos inviernos. El propietario del lugar era Teodoro García, quien había apoyado a Roca durante la Campaña del Desierto varias décadas atrás. 

Durante una de las masacres cometidas por los soldados bajo el mando del teniente coronel García, se cometió un exceso. Castigaron y torturaron a un grupo de jóvenes tehuelches, incluyendo a un chamán de gran poder, quien, antes de ser quemado vivo, juró venganza.

 Ya sexagenario, García establece su empresa en el departamento, llegando con un grupo variopinto: 20 alemanes, 3 yugoslavos, 10 porteños y 5 vaqueanos locales. El espíritu del chamán, arrastrado por los campos argentinos en busca de Teodoro, se manifestó en los días previos a la llegada de los trabajadores, llevado por un viento zonda. Una noche, unos pocos días después, se escuchó la voz del verdugo que había asesinado a su familia y amigos. Así, comenzó un auténtico infierno para todos los que laboraban en la Cantera de la Muerte.
Continuará...
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