Según fuentes judiciales, un grupo de uniformados se hizo presente en la casa de García -ubicada en el interior del barrio Santa Teresita de Media Agua para concretar la medida de exclusión del hogar.
El personal policial, que ya estaba avisado de que García tenía armas y el violento les entregó una escopeta calibre 16 de un solo caño, un revólver calibre 32 largo, y un rifle de aire comprimido. Además de sus respectivas municiones.
Al ser preguntado sobre los permisos correspondientes para tener las armas, García no pudo responder, se puso nervioso, hasta que admitió que no tenía ninguna certificación. Será juzgado bajo Flagrancia por ese delito que pone en riesgo la seguridad pública.