Los edulcorantes no azucarados, ampliamente utilizados como alternativas a los azúcares en la dieta, están generando preocupación debido a sus posibles riesgos para la salud y su escasa efectividad en el control del peso corporal.
En la búsqueda por reducir el consumo de azúcares y controlar el peso corporal, muchas personas han recurrido a los edulcorantes no azucarados como una opción aparentemente más saludable. Sin embargo, estudios recientes han revelado que pueden presentar riesgos para la salud.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha publicado una nueva directriz sobre los edulcorantes no azucarados, en la que desaconseja su uso para controlar el peso corporal o reducir el riesgo de enfermedades no transmisibles (ENT).
La directriz de la OMS sobre los edulcorantes no azucarados forma parte de un conjunto de pautas existentes y futuras sobre dietas saludables cuyo objetivo es establecer hábitos alimentarios sanos para toda la vida, mejorar la calidad de la dieta y disminuir el riesgo de ENT en todo el mundo. Apuntando principalmente a reducir el dulzor de la dieta, desde una edad temprana, para mejorar su salud.
Los edulcorantes no azucarados, como el aspartamo, la sucralosa y el acesulfamo-K, se utilizan en una amplia gama de productos dietéticos y bajos en calorías, desde bebidas gaseosas y alimentos procesados hasta edulcorantes de mesa. Con frecuencia, se promocionan como una alternativa segura para las personas que desean reducir su consumo de azúcar o controlar su peso corporal.
Sin embargo, se han encontrado una asociación entre el consumo regular de edulcorantes no azucarados y un mayor riesgo de enfermedades metabólicas, como la diabetes tipo 2 o la resistencia a la insulina. Además, se ha observado que estos productos pueden afectar negativamente la microbiota intestinal, lo que podría tener consecuencias perjudiciales para la salud en general.
Uno de los principales problemas con los edulcorantes no azucarados es su impacto en el control del peso corporal. Existe la falsa creencia que su bajo contenido calórico los convierte en una opción adecuada para la pérdida de peso.
Además, pueden interferir con la regulación natural del apetito y la saciedad, lo que lleva a un aumento del hambre acompañado por una menor capacidad para controlar las porciones de comida. Esto puede resultar en un mayor consumo calórico a largo plazo y dificultar el logro de los objetivos de pérdida de peso.
Debido a estos resultados, el Ministerio de Salud, desde la División de Nutrición, a cargo de la Lic. Érica García, desaconsejan el consumo excesivo de edulcorantes no azucarados como estrategia para controlar el peso corporal. Recomiendan en su lugar optar por una dieta equilibrada y variada, basada en alimentos frescos y naturales, en lugar de alimentos procesados y bebidas endulzadas artificialmente.
Es importante recordar que el consumo moderado de azúcares naturales, como los presentes en las frutas, es parte de una alimentación saludable. Es fundamental consultar con profesionales de la salud para recibir una orientación personalizada, tomar decisiones informadas sobre la dieta y el control del peso de manera adecuada.