Emotiva carta nos envía una madre en relación a esta semana triste




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Esta semana fue muy triste para los Sarmientinos por la partida de jóvenes muy queridos por la sociedad.
En concordancia con esto una mamá lectora de SW y que vivió una situación semejante nos envió una emotiva misiva:
Hoy como todos los fines de semana, mi hijo se vistió bonito,se puso su mejor perfume y se abalanzó hacia mi abrazándome, me dijo "no cierres la puerta por que vuelvo temprano", le di mi bendición y escuché a sus amigos en la puerta.
Le dije "hijo, no haga cosas raras, cuídese", ande despacio, mire que en la ruta no se sabe, me dijo "voy a un cumple con los muchachos, vieja y me vuelvo a casa", agarró su moto y se fué con su amigo, no le hice caso y cerré la puerta, quería saber como llegaba.
A las cuatro de la mañana entre dormida escuché como golpeaban mi puerta, la querían abrir a patadas, desperté y les grité que iba a ir, al abrirla me encontré con dos personas que solo repetían "tu hijo se accidentó", corrí a mi habitación tomé la cartera, billetera, cargador y celular, llegué al hospital, la gente amontonada mirando que pasaba, de lejos reconocí su campera, comenzó la desesperación por llegar, subí a la ambulancia, entre ruido penetrante de sirenas, traté de reconocer su cara, apretaba sus manos, le hablaba, lo lloraba, el enfermero que lo acompañaba me dijo "hablelo que no pierda el conocimiento", lo miraba y entre mi digo como hago para mantenerme de pié, si mi bebé estaba vendado entero y su colega había muerto.
Ya partiendo al centro en la ambulancia, junto con el chofer, el enfermero ,y yo hablándole sin respuestas de mi "bebé", entre  velocidad, ruido y desesperación me apretó la mano y me dijo "mamá te amo",se me salía el coraxón de la emoción, lloraba y lloraba sin parar depués de tanto tiempo conteniendo las lagrimas.
Apreté su mano y entre charcos de sangre me arrodillé y le pedí a dios que no se lo lleve, a penas llegamos a urgencias del rawson me lo quitaron de las manos, una sensación espantosa de vacío, me tiritaban las manos, un ataque de nervios se apoderó de mí.
Prácticamente desmayada escuchaba los médicos, hablaban como operarlo, como lo iban a abrir, como lo iban a cerrar, mis esperanzas crecían, estaba convencida que Dios escuchó mi plegaria.
Pasó el vendaval, gracias a Dios está vivo, hoy es un hombre feliz, pero cada vez que escuchamos sirenas miramos al cielo y pedimos por esas personas que sus vidas penden de un hilo.
Créanme, lo más duro queda para nosotros los padres, que con tanto amor y esfuerzo , damos educación para llorarlos en un cajón, dejándonos el alma partida para siempre.


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