Inequidad en la distribución del ingreso con respecto a la vitivinicultura.


Hay un importante informe a tener en cuenta que marca la realidad de los ingresos con los que se manejan los productores en Mendoza y que es bueno destacar. Dentro de la cadena vitivinícola argentina, el sector primario es, por amplio consenso, considerado el eslabón más vulnerable. En las épocas de las grandes crisis de precios se expulsaron productores primarios de a miles, y diversos estudios de costos han detectado una porción significativa de productores que trabajan por debajo no sólo de la línea de la sostenibilidad, sino incluso de la rentabilidad. Esta situación de vulnerabilidad de una buena parte del sector primario tiene diversos factores de fomento. El informe del Observatorio Vitivinícola Argentino revela que un factor clave es la estructura competitiva de la cadena, que parte de un segmento de comercialización relativamente concentrado, y se va atomizando al ir descendiendo, hasta llegar a la situación de casi 11.500 productores en Mendoza, proveyendo a 674 bodegas. A este desbalance entre el poder de negociación entre oferta (productores) y demanda (bodegas), se le suma el carácter perecedero de la uva, que presiona al productor a entregar el producto muchas veces sin fijar las condiciones de venta; o a absorber los impactos negativos en precios que le traslada la cadena, sin tener en realidad la opción de no hacerlo (ya que de lo contrario debería perder su producción). Otras causas incluyen la estructura social, la descapitalización a través de los años, la falta de protección ante riesgos climáticos, etc. Un factor importante a considerar al evaluar la vulnerabilidad del productor es el tamaño de su explotación. Si bien no existe hasta la fecha un consenso sobre cuál es el tamaño mínimo que permite a la propiedad ser sostenible, la realidad es implacable: el 52% de los productores mendocinos cuentan con menos de 5 hectáreas de su propiedad, mientras que si extendemos el rango hasta las 10 hectáreas este porcentaje trepa hasta el 71%. Sin necesidad de mucho cálculo, y siendo optimistas en cuanto al estado productivo del viñedo, podemos estimar que este grupo no cosecha más de 180.000 kilos cada uno. Con los datos de la cosecha de Mendoza entre los años 2006 y 2013 se trabajo con la medida más conocida de la distribución del ingreso llamada Curva de Lorenz que es una representación gráfica, en la cual se divide la población de estudio en diez partes iguales (deciles), y se ordenan de mayor a menor de acuerdo al nivel de ingresos sumados de todos los individuos que pertenecen a cada decil. De esta manera, se grafica la participación acumulada de ingresos, y esta figura tendrá una inclinación diferente según la distribución del ingreso: mientras más equitativamente se reparta entre toda la población más se acercará a una recta de 45º y mientras mayor inequidad se encuentre (mayores ingresos acumulados en los estratos superiores), más se alejará de esa recta. En la gráfica calculada para el año 2013, la recta punteada representa la perfecta equidad, la gris la de los productores y la negra de la del sector urbano de Mendoza. Podemos ver que el 10% de los productores primarios que más ingresos han recibido por sus cosechas (1.144 productores según INV), han acumulado el 53% de los ingresos totales, mientras que en el otro extremo, el 10% de productores de menores ingresos han participado con sólo el 0,3%. A primera vista entonces se aprecia una situación de inequidad en la distribución del ingreso, que está fuertemente sustentada en las consideraciones de tamaño y nivel de capitalización (tecnología).Es decir, en el sector primario vitícola los ingresos están distribuidos de manera más inequitativa que para el sector urbano de la provincia. La distribución del ingreso es una variable que tiende a ser estructural, es decir que no cambia fácilmente, sino que su modificación es fruto de periodos largos de una situación sostenida. Si se comparan las curvas desde el 2006 hasta el 2013 no se observan modificaciones notables en la curva, aunque se puede inferir que 2007 fue el año en que peor distribución del ingreso se registró, mientras que 2013 fue el de mejor situación. Conclusiones El sector primario vitícola, considerado en general el eslabón más vulnerable de la cadena vitivinícola, se caracteriza por su marcada atomización: algo más de 11.440 propiedades, de las cuales, el 75% cosecha menos de 190.0 00 kilos por año. Esta situación, sumada a la estructura de la cadena que se va concentrando a medida que asciende, deja en dudosas condiciones de rentabilidad en el mejor de los casos, y en seria condición de expulsión del sistema a una gran proporción de casos. Pero esta realidad no alcanza a la totalidad de este eslabón. Si se analiza la distribución del ingreso en el sector primario se detecta una situación de inequidad en la distribución del ingreso, relativa a, por ejemplo, la población urbana. Esta inequidad encuentra su origen específicamente en un único decil (de mayores ingresos) que acumula el 52% de los ingresos de la actividad. Sin embargo, si se desagrega más la información se puede observar que la acumulación de ingresos se produce hasta aproximadamente las primeras 100 empresas, a partir de cuándo la distribución vuelve a ser relativamente pareja para el resto (de aproximadamente 11.300 productores). Esta conclusión no debería ser muy diferente si se realizará un estudio para San Juan.
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